En el corazón de la comarca del Sobrarbe, en la provincia de Huesca, se encuentra uno de los pueblos más bellos y mejor conservados de España: Aínsa. Este rincón de Aragón parece haberse detenido en el tiempo, transportando a sus visitantes directamente a la Edad Media con sus calles empedradas, murallas centenarias y una atmósfera que rezuma historia por los cuatro costados.
Un viaje al pasado
El casco antiguo de Aínsa, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965, es un auténtico museo al aire libre. Pasear por sus calles es como retroceder varios siglos, gracias a la perfecta conservación de su arquitectura medieval. La Plaza Mayor, con sus soportales y edificios de piedra, es uno de los mejores ejemplos de plaza medieval que se pueden encontrar en España.
Uno de los mayores atractivos de Aínsa es su castillo, una imponente fortificación del siglo XI que domina el pueblo desde lo alto. Aunque parte de sus murallas fueron reconstruidas en el siglo XVI, el castillo conserva su esencia medieval y ofrece unas vistas espectaculares de los Pirineos y la confluencia de los ríos Ara y Cinca.
Leyendas y tradiciones
Aínsa está impregnada de leyendas que se remontan a la Reconquista. La más famosa es la de la Cruz de Sobrarbe, que según la tradición apareció milagrosamente durante una batalla contra los musulmanes en el siglo VIII, dando la victoria a las tropas cristianas. Este símbolo se convirtió en el emblema del antiguo Reino de Aragón y hoy puede verse en el escudo de la comarca.
Las tradiciones medievales siguen muy vivas en Aínsa. Cada dos años se celebra el Festival de Música Castillo de Aínsa, que llena el pueblo de melodías clásicas en un entorno incomparable. Y en septiembre tiene lugar la Morisma, una representación teatral que recrea la batalla legendaria entre moros y cristianos, declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
Arquitectura que cuenta historias
Además del castillo, Aínsa conserva otros monumentos notables. La Iglesia de Santa María, del siglo XI, es una joya del románico aragonés con un claustro que parece sacado de un cuento. El Torreón del Homenaje, de cinco plantas, alberga hoy el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica, donde se puede conocer la rica biodiversidad de los Pirineos.
Las casas señoriales que flanquean las calles principales muestran elementos arquitectónicos típicos de la zona, como los patios empedrados, los arcos de medio punto y los blasones familiares tallados en piedra. Muchas de estas viviendas han sido convertidas en encantadores alojamientos rurales que permiten vivir la experiencia medieval con todas las comodidades modernas.
Naturaleza espectacular
Aínsa no solo destaca por su patrimonio histórico, sino también por su privilegiado entorno natural. El pueblo está situado en las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los espacios naturales más espectaculares de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los amantes del senderismo encontrarán en los alrededores de Aínsa rutas para todos los niveles, desde paseos junto al río hasta exigentes ascensiones a los tresmiles pirenaicos. El Cañón de Añisclo y las Gargantas de Escuaín son dos de los paisajes más impresionantes que se pueden explorar desde el pueblo.
Gastronomía con sabor medieval
La cocina de Aínsa mantiene vivas recetas centenarias basadas en los productos de la tierra. Platos como el ternasco de Aragón, las migas pastoriles