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Lugo guarda una muralla milenaria que protege los secretos de una civilización perdida

En el corazón de Galicia, la ciudad de Lugo alberga uno de los tesoros históricos más impresionantes de España: su muralla romana, una construcción milenaria que ha resistido el paso del tiempo y que hoy sigue en pie, protegiendo los secretos de una civilización perdida. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, esta muralla no solo es un símbolo de la ciudad, sino también un testimonio vivo del esplendor del Imperio Romano en la Península Ibérica.

La muralla de Lugo: una maravilla de la ingeniería romana

Con más de 2.000 años de historia, la muralla de Lugo es una de las mejor conservadas del mundo. Sus 2.117 metros de perímetro, sus 10 puertas y sus 71 torres originales (de las cuales se conservan 46) la convierten en una obra maestra de la arquitectura militar romana. Lo más sorprendente es que, a diferencia de otras murallas que fueron reconstruidas en épocas posteriores, la de Lugo mantiene su estructura original casi intacta.

Construida entre los siglos III y IV d.C., la muralla tenía como principal objetivo proteger la ciudad de Lucus Augusti, fundada por los romanos en el año 25 a.C. como un importante núcleo administrativo y militar en el noroeste de Hispania. Su diseño no solo servía para defenderse de invasiones, sino que también delimitaba el espacio urbano y simbolizaba el poder de Roma en una región donde las tribus locales, como los galaicos, aún resistían.

Los secretos que esconde la muralla

Pero la muralla de Lugo no es solo una estructura defensiva; es un auténtico libro de piedra que guarda numerosos enigmas. Durante siglos, se ha especulado sobre la existencia de túneles subterráneos, cámaras ocultas e incluso pasadizos que conectaban con otros edificios romanos de la ciudad. Algunas teorías sugieren que bajo sus cimientos podrían encontrarse restos de templos, termas o almacenes de la época.

Uno de los mayores misterios es por qué los romanos decidieron construir una muralla tan imponente en una ciudad que, en aquel entonces, no era de las más grandes del imperio. Algunos historiadores creen que Lucus Augusti era un enclave estratégico para controlar las minas de oro de Las Médulas, mientras que otros apuntan a su importancia religiosa, ya que aquí se rendía culto al dios Augusto.

Un paseo por la historia

Caminar por la muralla de Lugo es viajar en el tiempo. Desde su parte superior, se pueden admirar vistas panorámicas de la ciudad y descubrir cómo conviven lo antiguo y lo moderno. Las puertas de la muralla, como la Puerta Miñá (la más antigua) o la Puerta de Santiago, son auténticos portales a otra época. Además, el adarve (el camino de ronda) está abierto al público, permitiendo a los visitantes recorrerla en su totalidad.

Pero la muralla no es el único vestigio romano en Lugo. La ciudad conserva otros monumentos como el Puente Romano, las termas romanas (ubicadas en el balneario de Lugo) y los restos de la domus del Mitreo, un yacimiento arqueológico que alberga mosaicos y pinturas murales de gran valor.

Lugo: una ciudad que respira historia

Más allá de su muralla, Lugo es una ciudad que enamora por su patrimonio histórico, su gastronomía y su ambiente acogedor. La Catedral de Santa María, de estilo románico y gótico, el Museo Provincial (con una importante colección de arte sacro y arqueología) y el Parque de Rosalía de Castro son solo algunos de sus atractivos.

Además, Lugo forma parte del Camino Primitivo de Santiago, una de las rutas jacobeas menos masificadas pero llena de encanto. Los

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